Son pocas las visiones -debo reconocer- que llegan a sorprenderme hoy en día. El más reciente proyecto de Burton es una de ellas.
Una mente poderosa que no siente miedo de mostrar en medio de la realidad, la más bizarra de las perspectivas. Desde que soy niño, la historia de Alice in Wonderland, al igual que la de Peter Pan, han sido dos cuentos que me han inspirado interminablemente en los momentos más difíciles. Ambos tienen algo en común: la imaginación desbordante como punto de partida para enfrentar y vencer nuestra realidad. Quizá muchos piensen lo contrario, pero es por medio de las visiones y universos creados por Lewis Carrol y J. M. Barrie, que nuestros niños interiores obtienen el valor y la fuerza suficientes para sobreponerse a la realidad circundante.
Es un hecho, cuando crecemos, dejamos de soñar. La muerte de los sueños significa que el miedo prevalece: miedo al mundo, a no obtener trabajo, a quedarse solo, miedo a la muerte, a la pobreza, a perder la identidad...
Son en cuentos como éstos que la imaginación nos muestra el camino. Son en senderos como éstos donde la realidad queda reducida a una serie de metáforas desbordantes donde el único medio disponible para vencer es la imaginación. En otras palabras, la fe en uno mismo.
El miedo, la madurez, la inseguridad, los paradigmas de la vida adulta quedan expresados en inverosímiles circunstancias repletas de imaginación y ensueño. Esperen... si ponen atención, se darán cuenta que ambas historias son complejas luchas por sobreponerse a la inminente muerte de uno mismo dentro de la cotidianidad y el mundo real carente de sentido en el que vivimos y nos desenvolvemos.
No son escapes de la realidad. Ambas historias son el medio por el que sus respectivos autores reinterpretan dicha realidad, y logran comprenderla, para posteriormente superarla. La pregunta es si somos lo suficientemente valientes para adentarnos en sus osadas visiones y enfrentar cara a cara nuestros propios temores puestos en rostros y situaciones que jamás fuimos capaces de imaginar.
Historias como éstas son las que me inspiran, las que me permiten escapar cada semana a un mundo donde las circunstancias de Sr. Marsman tienen cabida en mi mente, en mi vida.
Actualmente, nada tiene sentido ya.
Historias como éstas son las que me permiten reinterpretar la realidad, afrontarla, comprenderla, y -al fin- vencerla.
¿Cuántos de ustedes aún creen en la Galaxia de la Imaginación?
No es cuestión de ser niños, o tener conductas infantiles, sino de ser lo suficientemente valientes para encontrar y mantener nuestra indentidad, y encarar con ella al mundo, siendo conscientes de que serán pocos quienes nos comprendan, y muchos, quienes prefieran ignorarnos por medio de una simple realidad, carente de sentido, en lugar de iniciar una compleja metamorfosis que lo cambie, que lo mejore todo...
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